jueves, 26 de marzo de 2009

5 de Cantares: Antología de Nuevas voces de la poesía chilena






Javier Bello
(1972)



XI

Noticias del dolor, anuncios enterrados, una heredad sin luz, más
luz que aquellos cuerpos que vuelan encendidos de
esperma y de ceniza.

Así es el corazón, así su llama fría, una espiga muerta que el odio
reconoce, que las aves de hielo desangran de su ira.

Noticias del dolor, las bestias duermen, duermen bajo el latido
de la nieve, duermen bajo los montes congelados.

Ha nacido la guerra y la voz que podía devorarnos, el cáliz de la
sangre, paloma condenada, tiene alas y noche, largas vejigas
tiene regidas por el árbol del aceite.

En mi pecho el verano mintió como las barcas, en mi pecho el
deseo bramando se deshizo, la hierba prometida nos dijo
el peso helado de un duro corazón.

no hay voz que dé al amor tanta ceniza, no hay voz que desde
un púlpito señalados nos vea como gárgolas.

Así nos castigó la vejez, un labio que cae en los rosales.
Ésa es el ala que nos dijo la muerte, ésa la edad de los pastores
que se apaga en tus manos, que se apaga en tus manos la
noche en la cal de los pilares, si el amor o la muerte se
tiñeran de cantos, se abrieran de palomas para saludar la
mano de la nieve.

No mentirán mis ojos al mirarte, llevo un paisaje helado de
estatuas que me hablan.

No diré la palabra, decir es dar la muerte.

Vengo despierto del amor, vengo dormido del amor, como los
muchachos que labran tu pecho de libélulas, pero no fueron
colmados pues la sangre fue arena.


En vano besarían racimos sobre un vientre, en vano se oiría el
relámpago gotear el jugo de cada criatura y ver las flechas o
dardos, pequeñas sangres vivas.

Entonces el labio de tu cuerpo fue reconocido igual que fuente,
eras una palabra cruzada por el valle.

Pero el amor, soledad y relámpagos y labios, huyó junto a los
pájaros más altos

No habrá semilla peor que ésta que ves, la tristeza irguió en mí
sus soledades, y el cuerpo, como el oro, fue sangre en la
codicia.


Esta es la forma en que el aliento de las aves se derrama.

Ha de temblar, hoy no quedan más labios.

sólo bestias de esperma como largos aullidos se levantan y
fríamente crujen, fríamente hierven y crepitan.

(de La rosa del mundo)

Págs. 74-76



XI

Quiero palabras grandes como caballos grandes, palabras
pesadas, candados en los bolsillos de enfrente, palabras
enormes, el cielo después del relámpago, palabras, polvo
para cubrir las huellas.

Quiero palabras grandes como cenizas grandes. No seré tan alto
para pronunciarlas, no seré tan sabio para decirlas despacio,
no seré tan valiente para ofrecer a la noche esas huesas, las
dejaré beber junto a los animales que viven en mis manos,
animales arteros que vigilan mi frente.

Quiero palabras calladas, susurros, palabras descalzas para tejer
y salir de casa, pero que sean grandes para cubrir el vacío
que queda en las heridas del sueño.

Quiero palabras grandes, enormes caballos que beban de mis
manos.

Y en mis manos haya óxido y muerte.

(de El fulgor del vacío)

Pág. 77




Jaula del padre

De todos los que comen de esta mesa
el único que vive de su fuego es el padre.
Yo no sé de dónde vienen estas piedras
ni tampoco conozco a quien las trajo,
pero aquí las comemos, pero aquí las mascamos.
Salvaje padre sorprendido en tu error,
enemigo caliente de mirada amarilla,
me refiero a tu casa quemada por los bárbaros,
me refiero a tu lecho marcado por un nudo
me refiero a tu alma que sale a predicar a la calle
el domingo volcánico de los evangelios,
palabra medio rota que envenena el suburbio
coronado por la lengua de un ángel,
coronado por la lengua que has de obedecer,
el decimal que te dará la muerte.
Padre en silencio, eliges el peso de tu voz,
el exacto calibre que arma tu vergüenza,
el bastón de la rabia, el cristal de la sed
cuando el cáncer congela tu garganta
y te deja alucinar en su hueco.
Padre furioso contra un sol de neón
padre furioso contra un grito de fuego,
encerrado con la luz que no entiendes,
encerrado en la jaula del mal,
perseguido por tus bestias de piedra
ofendes la raíz de los árboles.
La hormigas se comen un perro,
el perro que come la cara de un hombre,
el hombre el excremento de un buey.
Bajo las mantas están tus hermanos
agazapados en la lágrima de su propio calor.
Este fuego es su fuego, y es mi fuego también,
este fuego es su hambre con las alas de mosca.
Un hombre se come la la cara de un hombre.
Yo, mi padre, el padre de mi padre.

(de Las jaulas)

Págs. 86-87









Alejandro Zambra
(1975)





Mudanza
(Fragmentos)

(1)

Me dijeron que avisara treinta días
antes me dijeron que avisara treinta
veces al menos me dijeron al
menos avisara treinta veces y que
en días como estos no se debe
-no se puede- trabajar. Que me fuera,
que dos cuadras más abajo preguntara
si quedaba sopa para uno si quedaba media
botella para uno me dijeron que a medias
quedaba una botella
y tenían razón:
si te gusta te gusta
si no te gusta no te gusta no más
me dijeron que tenían razón y tenían razón:
ella es débil y blanca tú eres
pobremente oscuro y eso es todo cuanto hay
no en el fondo sino encima de la cama
cuando besas y te besa.

(...)

Pág. 182


(2)

Ella viaja largas horas y no llega a su destino,
hay carteles con su nombre, hay personas
que esperaban un encargo y ella viaja largas
horas y no llega y eso es todo: fue la mano,
no era yo quien saludaba, fue la sombra
no era yo quien se escondía en los andenes
interiores y pedía urgentemente que bajaran
el volumen: ella viaja largas horas, hay
carteles con su nombre, le bajaron el
volumen al zumbido, muchas veces los
aviones o los buses se detienen por un
rato y acumulan combustible mientras
cenan o comentan los efectos especiales
y las manos enfundadas se acaloran.
Le bajaron el sonido a los motores
pero vienen en seguida según dicen
y comentan quienes miran los recuadros
de la prensa o revuelven con los ojos
la cerveza. Ella viaja largas horas
y no llega. Ella duerme mientras pasan
la frontera, nunca supo que trajeron
desayuno que ahora mismo cruzarán
la turbulencia, no era yo quien
saludaba atentamente quien pedía
que llenaran el estanque hasta el rebalse
porque en días como estos no se puede
-no se debe- hacer promesas en el aire
no conviene revisar la borra espesa
del café ni grabar las iniciales
en un libro que más tarde se
desfonda en la memoria; o en pizarras
con plumones que exasperan las
señales que se borran según dicen que
no vino, que ella duerme todavía sin saber
que cruzarán la turbulencia, ella viaja
tan tranquila sin llegar a su destino,
hay personas que esperaban con
carteles, con pizarras, no era yo
quien saludaba atentamente con
las cejas hacia el fondo ennegrecido
de personas que comentan las escenas
principales mientras llegan los encargos
las maletas, los plumones, los zumbidos,
los carteles, el destino y las cervezas.

(de Mudanza)

Págs. 185-186






Alejandra González
(1976)



Huella


Comienza a lastimarme
por favor
hazme cortes exactos con tu gillete

Yo
No
Quiero

una vida sin cicatrices


Pág. 196



Vacío de piernas


Al final
una termina
masturbándose
con un pedazo de espejo

se rompe
se sangra

Pág. 197




Mi pequeño amor muerto:
No vuelvas
A reencarnarte en otros cuerpos


(de La enfermedad del dolor)

Pág. 198






Rosario Concha
(1978)



abandonarse

dejé de ir a los templos
cuando vi que todo en mí era sagrado
los ojos amarillos
desprendidos de la carne

dios prendido de la carne

Pág. 215



para carlos

yo te elegí
a ti
entre todos los hombres
para que cargases con mi sangre
llorar juntos la pereza de dios
nombrar para morir
dolernos destruir todo

Pág. 216




en el vencido reposo

vine aquí a escribir
para que los vencidos fueran otros
por ese instante de belleza en la tráquea
dar de comer a la bestia del seso
que no deja más que algún estallido
pero nunca colma el hueco
no hay coraje que valga en esta hoguera
y decían que la luz era nombrar todas las cosas

(de Frente al fuego)

Pág. 219







Gladys González
(1981)



**
el lado salvaje del amor,
muchacho,
me lo llevo
en este último viaje
junto a un toque de morfina
y con la sensación
de ser una eterna cicatriz
que vaga por la ciudad

**

Esta primavera
He comenzado a hacer mi cama
Todas las mañanas
Después de levantarme

Busco domesticarme con pequeños rituales
lavar los platos
pagar cuentas
hacer el desayuno
almuerzo
once
y cena

Busco la manera perfecta
de arreglar mi cabello
y de hacer aeróbicos
en el gimnasio

todo

para verte desde lejos
y engañarme
con que mi vida
ya no se escribe
hacia abajo
que ya no es
un verso largo
y menos un poema

**
Me dice que escribía en boletas
y papelitos de cigarros
mientras ella
se iba al baño
a mirarlo por la ventana

Me dice que ella es su muerte
y que no quiere morir todavía
porque la muerte
es mujer fatal

Me dice que ella es su crisantemo
y le recita haikus
en el cerro San Cristóbal
mientras los animales
se vuelven histéricos con la lluvia

Él recoge las mejores cartas
y las guarda en su libro de budismo
recitando mal a Girondo

mientras ella
se aleja
con sus senos de magnolia
volando
sobre la ciudad

(de Gran Avenida)





Cantares: Nuevas voces de la poesía chilena
Selección de Raúl Zurita
Ed. Lom, Stgo, 2004
322 Págs.

jueves, 12 de marzo de 2009

Yo, que las hubiera dejado a todas por Blanca Varela...







Identikit



la oscura materia
animada por tu mano
soy yo


Pág. 30




Tàpies

(puertas)

1

hombre en la ventana
mediopunto negro

ángel ciego o dormido

2

puerta con noche encima
abajo y dentro

3

ubre de yeso   lágrima de yeso
pisada en el centro de la nube

4

como el mundo
puerta entre la sombra y la luz
entre la vida y la muerte

5

el justo golpe
la mano   la música de la mano
la rebusca en el fuego



Págs. 31-32




de Ojos de ver







Canto villano

y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato

observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla

hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío

rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas

tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente

emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato

este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo

es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne

mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos

Págs. 36-37





Cruci-ficción

de la nada salen sus brazos
su cabeza
sus manos abiertas
sus palmípedas manos
su barba redonda negra sedosa
su rostro de fakir

hecho a medias
un niño
un dios olvidadizo
lo deja sin corazón
sin hígado
sin piernas para huir
en la estacada lo deja
así colgado en el aire
en el aire arrasado de la carnicería
ni una línea para asirse
ni un punto
ni una letra
ni una cagada de mosca
en donde reclinar la cabeza

Págs. 41-42




Persona

el querido animal
cuyos huesos son un recuerdo
una señal en el aire
jamás tuvo sombra ni lugar

desde la cabeza de un alfiler
pensaba

él era el brillo ínfimo
el grano de tierra sobre el grano
de tierra
el autoeclipse

el querido animal
jamás cesa de pasar
me da la vuelta


Pág. 45




Va Eva

animal de sal
si vuelves la cabeza
en tu cuerpo
te convertirás

y tendrás nombre

y la palabra
reptando
será tu huella


Pág. 47



Monsieur Monod no sabe cantar

querido mío
te recuerdo como la mejor canción
esa apoteosis de gallos y estrellas que ya no eres
que ya no soy que ya no seremos
y sin embargo muy bien sabemos ambos
que hablo por la boca pintada del silencio
con agonía de mosca
al final del verano
y por todas las puertas mal cerradas
conjurando o llamando ese viento alevoso de la memoria
ese disco rayado antes de usarse
teñido según el humor del tiempo
y sus viejas enfermedades
o de rojo
o de negro
como un rey en desgracia frente al espejo
el día de la víspera
y mañana y pasado y siempre

noche que te precipitas
(así debe decir la canción)
cargada de presagios
perra insaciable ( un peu fort)
madre espléndida (plus doux)
paridora y descalza siempre
para no ser oída por el necio que en ti cree
para mejor aplastar el corazón
del desvelado
que se atreve a oír el arrastrado paso
de la vida
a la muerte
un cuesco de zancudo un torrente de plumas
una tempestad en un vaso de vino
un tango

el orden altera el producto
error del maquinista
podrida técnica seguir viviendo tu historia
al revés como en el cine
un sueño grueso
y misterioso que se adelgaza
the end is the beginning
una lucecita vacilante como la esperanza
color clara de huevo
con olor a pescado y mala leche
oscura boca de lobo que te lleva
de Cluny al Parque Salazar
tapiz rodante tan veloz y tan negro
que ya no sabes
si eres o te haces el vivo
o el muerto
y sí una flor de hierro
como un último bocado torcido y sucio y lento
para mejor devorarte

querido mío
adoro todo lo que no es mío
tú por ejemplo
con tu piel de asno sobre el alma
y esas alas de cera que te regalé
y que jamás te atreviste a usar
no sabes cómo me arrepiento de mis virtudes
ya no sé qué hacer con mi colección de ganzúas
y mentiras
con mi indecencia de niño que debe terminar este cuento
ahora ya es tarde
porque el recuerdo como las canciones
la peor la que quieras la única
no resiste otra página en blanco
y no tiene sentido que yo esté aquí
destruyendo
lo que no existe

querido mío
a pesar de eso
todo sigue igual
el cosquilleo filosófico después de la ducha
el café frío el cigarrillo amargo el Cieno Verde
en el Montecarlo
sigue apta para todos la vida perdurable
intacta la estupidez de las nubes
intacta la obscenidad de los geranios
intacta la vergüenza del ajo
los gorrioncitos cagándose divinamente en pleno cielo
de abril
Mandrake criando conejos en algún círculo
del infierno
y siempre la patita de cangrejo atrapada
en la trampa del ser
o del no ser
o de no quiero esto sino lo otro
tú sabes
esas cosas que nos suceden
y que deben olvidarse para que existan
verbigracia la mano con alas
y sin mano
la historia del canguro -aquella de la bolsa o la vida-
o la del capitán encerrado en la botella
para siempre vacía
y el vientre vacío pero con alas
y sin vientre
tú sabes
la pasión la obsesión
la poesía la prosa
el sexo el éxito
o viceversa
el vacío congénito
el huevecillo moteado
entre millones y millones de huevecillos moteados
tú y yo
you and me
toi et moi
tea for two en la inmensidad del silencio
en el mar intemporal
en el horizonte de la historia
porque ácido ribonucleico somos
pero ácido ribonucleico enamorado siempre



Págs. 49-53





Media voz

la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba
sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal
de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta
desarmada

sola casi
en la muerte
casi en el fuego



Págs. 54-55






Camino a Babel



I

Un alma sí un alma que anduvo por las ciudades
vestida de perro y de hombre
un alma de gaznápiro

pájaro errante que acostumbra anidar
a la intemperie a la hora precisa de
las catástrofes y de las grandes migraciones

pájaro de la urbe
pájaro de la cocina
escoria azul de la mañana que interrumpe
nuestras meditaciones nocturnas

un súbito un impensado un imperioso cacareo
de pajarraco solar encaramado en el árbol mañanero
que destila café instantáneo
y angustia

hiel áurea amarga conciencia ausencia
automática de dios inminencia de la mirada
extraña y delimitadora
orfandad amorosa



II


si yo encontrara un alma como la mía
eso no existe
pero si la musiquilla dulzona y apocalíptica
anunciadora del contoneo atávico
sobre el hueco y el tembladeral

y la carne dormida
sobresaltada
mar perseguido mar aprisionado mar calzado
con botas de 7 leguas
7 colores 7 colores 7
cuerpo arcoiris
cuerpo de 7 días y 7 noches
que son uno
camaleón blanco consumido en el fuego
de 7 lenguas capitales

mar settimana

cuerpo orilla de todo cuerpo

pentagrama de 7 notas exactas
repetidas constantes invariables

hasta la consumación del propio tiempo

ergo

1 detén la barca florida

2 hunde tu mano en la corriente

3 pregúntate a ti mismo

4 responde por los otros

5 muestra tu pecho

6 da de tu mar sediento

7 olvida

amén


III


pero sucede que llegó la primavera y decidimos echar
abajo techos y paredes sitio sitio para el cielo para
sus designios dormidos con los animales a campo raso
juntos el uno sobre el otro el uno en el otro.
soledad infinita del amor bajo toda luz.

y desperté a la mañana siguiente con su cabeza sobre mis
hombros ciega por sus ojos   blanca alucinatta tutta.

a césar lo que le pertenece y al cielo la espalda sacudida
por el amor y el temor y el tedio y la esperanza, etc.
pasó a toda máquina la primavera pintando

la casa estaba intacta ordenada por sus fantasmas habituales.

el padre en el sitio del padre la madre en el sitio de la madre
y el caos bullendo en la blanca y rajada sopera familiar
hasta nuevo mandato.



IV


y sucedió también que
fatigados los comediantes
se retiraron hasta la muerte
y las carpas del circo se abatieron ante el viento
implacable
de la realidad cotidiana.

y si me preguntan diré que he olvidado todo
que jamás estuve allí
que no tengo patria ni recuerdos
ni tiempo disponible para el tiempo.

que a veces
me despierta una mirada
que ávidamente se traga la oscuridad
y que esos ojos azules son restos de alguna luz
restos de algún naufragio
signos del deseo
y de la agonía del deseo.

y que nosotros
los poetas los amnésicos los tristes
los sobrevivientes de la vida
no caemos tan fácilmente en la trampa
y que
pasado presente y futuro
son nuestro cuerpo
una cruz sin el éxtasis gratificante del calvario
y que no hay otra salida
sino la puerta de escape que nos entrega
a la enloquecedora jauría de nuestros sueños
nosotros o ellos
acertijo joker moneda perdida en el aire.
tibios temblorosos nonatos
sin estirpe ni prole
dispuestos siempre.



V

aquí un alto en la jornada al escoger una marcha militar
un sorbo de cualquiera bebida gaseosa de preferencia
cerveza cualquier necesidad física al aire libre cigarrillos
abandono y goma de mascar.


VI


y cuando ya
en el piso del vértigo
como una tórtola de ojos dulces y rojos
empollas
meciéndote en el andamio que cruje
qué puede importarte.
nada te toca
ni la nube cargada de eléctrica primavera
que envidiabas no hace mucho
ni el recuerdo satinado obsesivo
del pecho que te hechizaba desde lejos
ni los pregones callejeros
de la putañera fortuna
que te invitaba a bailar
algunas noches de ronda.
harta de timo y de milagros
de ensayar el trapecio hasta la parálisis
de la iniciación de cada día
de haberte tragado el sapo con la sopa
el sapo de la náusea pura
y el sapo de la náusea práctica
et alors.
ya no te queda nada
de los dones de las hadas
sino tu hipo melancólico
y tu ombligo pequeño y negro
que todavía no se borra
centro del mundo centro del caos y de la eternidad
como las líneas de tu mano
por donde corren ríos inmemoriales
y cataratas de tus ojos al firmamento
como única urdimbre de la realidad
oro de lágrimas
y grima de oro
y tu lengua de mil traiciones
cerrada y dulcísima
como un dátil o una aceituna
como en las coplas de los ciegos
hay un relente obcecado de eternidad y miseria.


VII


ayúdame mantra purísima
divinidad del esófago y el píloro.

si golpeas infinitas veces tu cabeza
contra lo imposible
eres el imposible
el otro lado
el que llega
el que parte
el que entiende lo indecible
el santo del desierto que se traga la lengua
el que vuelve a nacer forzando a la madre
de su madre
el nadador
el que asciende de mar a río
de río a cielo
de cielo a luz
de luz a nada.


Págs. 56-63


de Canto villano





LA mano de dios es más grande que él mismo.
su tacto enorme tañe los astros hasta el gemido.
El silencio rasgado en la oscuridad es la presencia de su carne menguante

Resplandor difunto siempre allí. Siempre llegando.
Revelación

Día cerrado es él. Dueño de su mano, más grande que él.



Pág. 69






EL lugar bajo el árbol, huyendo del sol. Mirando a los dioses
borrarse en el muro y a los hombres sangrar en el libro
de barro. Sal en los labios y en los ojos la memoria
desollada aproximándose a la ausencia ejemplar.

Entresueño bajo el árbol, en el paraíso desierto del vientre
lastrado de visiones.

Miembros en flor. Pies de cinco manos, estrellas crucificadas
y la testa que cruza la red como un astro instantáneo
en el juego del ocaso.

Camino a las islas los pájaros no cantan. La historia de la
historia es el mar. Ola sobre ola, plegándose.


Pág. 71





LA respuesta frente a la noche de luna escasa y estrellas
borrosas viene como un viento oscuro y revelador.

Ahora el cuerpo es un arco y la flecha el aliento que aspira su
forma. El corazón del eclipse, el viaje y el negro esplendor de
la música carnal allí adentro, en el hueso del alma.


Pág. 74




¿QUÉ dice ese cuerpo inmóvil en su movimiento? Está
solo. Lo otro es aire alrededor de la isla que danza.

Digo isla y pienso en mar. Digo mar y pienso en isla. ¿Son
lo mismo?

Se suceden vacío continuo y plenitud sin nombre.


Pág. 75




POEMAS. Objeto de la muerte. Eterna inmortalidad de la
muerte. Algo así como un goteo nocturno y afiebrado.
Poesía. Orina. Sangre.

Muerte fluyente y olorosa. Gran oído de dios. Poesía.
Silenciosa algarabía del corazón.


Pág. 78






EL dolor entre dos paredes ya no es el dolor. Ponemos el día y la
noche entre nosotros. Todo nos une y nos separa. Tanto olvido
es otra vez descubrirse, evitarse, girar en redondo. Estrella
invisible fuera de órbita. Órbita que fue o es la memoria. Lado
de sombra, la memoria crece y se devora, y la luz está cerrada
y vacía como un estuche inútil donde aguna vez algro brilló
hasta consumirse.

Extrañeza de la propia mano, la que tocó. La ajena mía. Eso
existe. Zona inexplorada de la carne íntima. Otra tierra en la
tierra. Eso en la soledad del cuerpo tendido bajo la noche.


Pág. 79




DESPUÉS de la gran ola el aire se detiene. La gravedad reina.
Se presienten leves, pequeñísimos navíos en el aire cada vez
más frío de la tarde, suspendidos frente a un aparente
destino. La partida y el límite confundidos.

Sin embargo, qué posibilidades e historias, cuántos sucesos
inadvertidos. cualquier cosa, casi nada, lo más oscuro del
aliento, un asomo de tibieza en el entorno, se convierten
en tabla de salvación.

Salvación de qué. Para qué. Cándo. Férreo sinsentido.
Celestial es el garfio de la carne en tránsito.


Pág. 84


de El libro de barro






MI cabeza como una gran canasta
lleva su pesca

deja pasar el agua mi cabeza

mi cabeza dentro de otra cabeza
y más adentro aún
la no mía cabeza

mi cabeza llena de agua
de rumores y ruinas
seca sus negras cavidades
bajo un sol semivivo

mi cabeza en el más crudo invierno
dentro de otra cabeza
retoña


Pág. 96





DEL abismo que arroja el aire
esta última flor
trepo como la araña que soy
frágil y rencorosa
deseando tocar alguna luz
que endurezca mi corazón


Pág. 97





SI me escucharas
tú muerto y yo muerta de ti
si me escucharas

hálito de la rueda
cencerro de la tempestad
burbujeo del cieno

viva insepulta de ti
con tu oído postrero
si me escucharas

Pág. 100



de Concierto animal






Es fría la luz

es fría la luz de la memoria
lo apenas entrevisto brilla con insistencia
gira buscando el casco de botella
o el charco de lluvia

tras cualquier puerta que se abre
está la luna
tan grande y plana
tan fuera de lugar
como si de un cuadro se tratara
óleo sobre el papel
endurecido por el tiempo

así cayeron en la mente
formas y colores
casualidades
azar que anuda sombras
vuelcos en la negra marmita
donde a borbotones
se cuecen gozo y espanto

crece el yeso de un cielo
mil veces lastimado
mil veces blanqueado
se borra el mundo y se vuelve a escribir
hasta el último aliento

sólo esto
eternidad aparente
mísera astilla de luz en la entraña
del animal
que apenas estuvo


Págs. 127-128






Strip tease

quítate el sombrero
si lo tienes
quítate el pelo
que te abandona
quítate la piel
las tripas los ojos
y ponte un alma
si la encuentras


Pág. 129



de El falso teclado




El libro de barro y otros poemas
Blanca Varela
Instituto nacional de cultura, Lima, 2005
159 Págs.





LAS COSAS QUE DIGO SON CIERTAS

UN ASTRO estalla en una pequeña palza y un pájaro pierde
los ojos y cae. Alrededor de él los hombres lloran y ven llegar
la nueva estación. El río corre y arrastra entre sus fríos y confusos
brazos la oscura materia acumulada poraños y años
detrás de las ventanas.

Un caballo muere y su alma vuela al cielo sonriendo con
sus grandes dientes de madera manchada por el rocío. Más
tarde, entre los ángeles, le crecerán negras y sedosas alas con
qué espantar a las moscas.

Todo es perfecto. Estar encerrado en un pequeño cuarto de
hotel, estar herido, tirado e impotente, mientras afuera cae
la lluvia dulce, inesperada.

¿Qué es lo que llega, lo que se precipita desde arriba y llena
de sangre las hojas y de dorados escombros las calles?

Sé que estoy enfermo de un pesado mal, lleno de un agua
amarga, de una inclemente fiebre que silba y espanta a
quien la escucha. Mis amigos me dejaron, mi loro ha muerto ya,
y no puedo evitar que las gentes y los animales huyan
al mirar el terrible y negro resplandor que deja mi paso en
las calles. He de almorzar solo siempre. Es terrible.


Pág. 45



CARTA

A.N

FRUTO abierto que el aire no corrompe,
hoja sin mella, jamás ennegrecida,
hacia ti va la sangre
y vuelve sin peligro,
sin puentes,
en ti reposa el pensamiento.

Reloj solar,
noble colorante,
estío de mi casa,
por ti se educa al lobo
y se devuelve el roedor a su nido.

Hermana,
tu rostro blanco, cerrado,
sin historia aparente,
tú, la exacta, inmóvil,
pura referencia.


Pág. 49




LA LECCIÓN


COMO una moneda te apretaré entre mis manos
y todas las puertas cederán
y lo veré todo
y la sorpresa no quemará mi lengua
y comprenderé entonces el crecimiento de las plantas
y el cambio de pelaje en las pequeñas crías.

Hallaré la señal
y la caída de los astros
me probará la existencia de otros caminos
y que cada movimiento engendra dos criaturas,
una abatida y otra triunfante,
y en cada mirada morirá la apariencia
y desnudo y bello
te arrojará la fábrica entre nosotros.


Pág. 51



de Ese puerto existe






CANTO EN ITHACA

¿QUÉ hacer con los recuerdos? Confundir seres, lugares,
caricias. Cruzar todo el océano para llegar a este parque que
queda a una cuadra de casa.

Primavera en cualquier calle. Rue Bonaparte, el viejo
taxímetro amarillo al centro de la calzada desierta. El sol
informe como una mancha en un cuadro, los árboles
apenas delineados, el aire ralo, las gentes siempre
alejándose.

La tierra gira, la luz vuelve a alcanzarnos. El día es esa
puerta abierta sobre la calle. Via dei Bardi, más allá el río
enjoyado y caliente. Ropa recién lavada, tendida en el cielo
de Florencia.

El cielo es siempre el mismo: desierto, a oscuras,
deslumbrante. Cielo amarillo de Lima, balcón de cenizas, muladar
de astros.

¿Qué camino escoger que no nos obligue a cerrar el
círculo, a estrecharlo; a ser uno mismo toda la oscuridad
y el temor de esa calle desconocida; el absurdo de
reconocerse inclinado sobre esa fuente que nos devora y
devuelve, máquina de sueños, la misma imagen sin
párpados, sin reposo?

Tal vez nos salga al encuentro una plaza, una tregua, un
cielo humano de hojas, humo, voces.

sentimos algo dentro y algo en torno y todo lo que fuimos
y seremos por un instante cabe en nuestros labios, bocado
de ceniza que ilumina, gusto de tierra amargamente viva,
quemadura de sal del mar en que se nace.

Todo Cabe en dos ojos deslumbrados, todo el color en un
violento despertar en una plaza, a solas.


Págs. 79-80





SIEMPRE

NO eres tú.
Siempre yo.
Casa, árbol, dolor,
ventana, pan, baile, temor.
Siempre yo.
Siempre saliéndome al paso.


Pág. 93




VALS


NO he buscado otra hora, ni otro día, ni otro dios que tú.

Laberinto, pirámide de humo, altura que canta, pozo que
amenaza,
tierra de abismo, primavera ciega.

La soledad nos une en la humedad del guisante, en la
hinchazón de la ola,
en el sudor de la raíz.

(Brota en el polvo gris de Lima la baya cargada de ira.
Gira el vals, manantial de orina, vaho dorado y golpe bajo,
labios negros, estrujados, fantasma que se acaricia bajo las uvas
amarillas y se flagela al alba con las estrellas.)

Asciendo y caigo al fondo de mi alma
que reverdece, agónica de luz, imantada de luz.
En este ir y venir bate el tiempo las alas
detenido para siempre.

Recrearte: polvo, brizna, herida.
Perderte: gesto, contacto, olvido.
Buscar tu sombra, reconocerte tras una ventana,
mancha de sol, sombra de lluvia, en cualquier calle del mundo.

Perseguirte, condenado girasol,
como una piedra encadenada al aire,
arrastrando la tierra, cauda que enciende universos,
que se desvanece en una plaza.

La mirada que soy entorna la puerta, atisba el vacío,
otea el cielo en ruinas.
En la rama vencida estalla una breva furiosa, la pupila en llamas
buscándote, exigiendo su razón de luz.


Págs. 94-95


de Luz de día





NADIE SABE DE MIS COSAS

( dedicatoria)

1

a ti capaz de desaparecer
de ser atormentado por el fuego
luminoso opaco ruin divino

a ti
fantasma de cada hora
mil veces muerto recién nacido siempre
a ti capaz de hacer girar la llave
de inventar el sol en un cuarto vacío

a ti ahogado en un océano de semejanza
náufrago de cada mañana
esclavo propietario de zapatos periódicos
algunos libros
tal vez padre o hijo
guardián de resecos jardines de aves de paso

a ti
observador de la tarde
infatigable lector del reloj del sueño
de la fatiga del tedio de la esposa
a nadie sino a ti

2

(cualquier hora del día)

en una hoguera extinguida
esa mujer sacrificada
cerraba los ojos y nos negaba la dicha de su agonía

3

y un perro una gota de lluvia una familia de paseo
como en un cuadro entraban para siempre en la memoria
una vuelta de tuerca y otra y otra un peldaño que cruje
siempre a la misma altura de la oscuridad
la dicha puede ser este brebaje oscuro el neón de las cinco
de la tarde la más esplendorosa verdad
así casi ciegos encontrando generosa como nadie la miseria
cruzando el muro invisibles
manos tan pálidas no han existido jamás en otras manos
ni tanto calor en tanto frío ni ojos tan llenos de otros
ojos contemplaron la tarde
y frente al mar negra ruina y portentosos círculos de
bruma
rodeándonos
y el rojo lengua río perro mosca y la tarde la reina de
desnudos
malvados brazos en su balcón de ceniza


4

(noche y descontento)

pitada cruel canción de ciego
la noche comienza a respirar
todo se aleja
todo se pierde

cárcel cine amarilla luna de farmacia
a las ocho a las nueve a las diez
convertido en un fantasma cruel besas a mil mujeres
acaricias sus senos para los otros
me das asco
y es esta náusea lo mejor de mi vida


5

(conversaciones insidiosas)

alguien dice tu nombre
-es un libro interesante y habla de un héroe
anónimo por cierto
hay una estrella azul al fondo de mi vaso
inagotable estrella
debe brillar en tus ojos cada vez que la miro
cómo debes reír para los otros
tú cordero disfrazado de cordero
tú lobo a solas
tú atrozmente niño
-los bellos pensamientos señores
no ocultan el perfume de la carne
hemos de transpirar en los museos como bestias
sumisas bestias en su rincón de terciopelo
-Picasso por ejemplo...


6

( tell me the truth)

dime
¿durará este asombro?
¿esta letra carnal
loco círculo de dolor atado al labio
esta diaria catástrofe
esta maloliente dorada callejuela sin comienzo ni fin
este mercado donde la muerte enjoya las esquinas
con plata corrompida y estériles estrellas?


7

hila su imposible claridad nuevamente la envenenada
sonrisa solar
¿sientes el divino salivazo sobre la bestia sientes el
hedor de la rosa sientes mi corazón sobre el tuyo?
más tarde será tarde cuando la soledad invente lo mejor
nuevamente tus labios tus ojos las ruinas de tus caricias
el mar de mi pecho
la soledad «estrella de mis noches»
nadie sabe de mis cosas


8

(pobres matemáticas)

cuando nada quede de ti y de mí
habrá agua y sol
y un día que abra las puertas más secretas
más oscuras más tristes
y ventanas vivas como grandes ojos
despiertos sobre la dicha
y no habrá sido en vano que tú y yo
sólo hayamos pensado lo que otros hacen
porque alguien tiene que pensar la vida


Pág. 118-122



EJERCICIOS

I

Un poema
como una gran batalla
me arroja en esta arena
sin más enemigo que yo

yo
y el gran aire de las palabras

II

miente la nube
la luz miente
los ojos
los engañados de siempre
no se cansan de tanta fábula

III

terco azul
ignorancia de estar en la ajena pupila
como dios en la nada

IV

pienso en alas de fuego en música
pero no
no es eso lo que temo
sino el torvo juicio de la luz


Pág. 123-126


de Valses y otras confesiones





CASA DE CUERVOS

porque te alimenté con esta realidad
mal cocida
por tantas y tan pobres flores del mal
por este absurdo vuelo a ras de pantano
ego te absolvo de mí
laberinto hijo mío

no es tuya la culpa
ni mía
pobre pequeño mío
del que hice este impecable retrato
forzando la oscuridad del día
párpados de miel
y la mejilla constelada
cerrada a cualquier roce
y la hermosísima distancia
de tu cuerpo
tu náusea es mía
la heredaste como heredan los peces
la asfixia
y el color de tus ojos
es también el color de mi ceguera
bajo el que sombras tejen
sombras y tentaciones
y es mía también la huella
de tu talón estrecho
de arcángel
apenas pasado en la entreabierta ventana
y nuestra
para siempre
la música extranjera
de los cielos batientes
ahora leoncillo
encarnación de mi amor
juegas con mis huesos
y te ocultas entre tu belleza
ciego sordo irredento
casi saciado y libre
con tu sangre que ya no deja lugar
para nada ni nadie

aquí me tienes como siempre
dispuesta a la sorpresa
de tus pasos
a todas las primaveras que inventas
y destruyes
a tenderme -nada infinita-
sobre el mundo
hierba ceniza peste fuego
a lo que quieras por una mirada tuya
que ilumine mis restos
porque así es este amor
que nada comprende
y nada puede
bebes el filtro y te duermes
en ese abismo lleno de ti
música que no ves
colores dichos
largamente explicados al silencio
mezclados como se mezclan los sueños
hasta ese torpe gris
que es despertar
en la gran palma de dios
calva vacía sin extremos
y allí te encuentras
sola y perdida en tu alma
sin más obstáculo que tu cuerpo
sin más puerta que tu cuerpo
así este amor
uno solo y el mismo
con tantos nombres
que a ninguno responde
y tú mirándome
como si no me conocieras
marchándote
como se va la luz del mundo
sin promesas
y otra vez este prado
este prado de negro fuego abandonado
otra vez esta casa vacía
que es mi cuerpo
a donde no has de volver



Págs. 190-192




LECCIÓN DE ANATOMÍA

más allá del dolor y del placer la carne
inescrutable
balbuceando su lenguaje de sombras y brumosos
colores

la carne convertida en paisaje
en tierra en tregua en acontecimiento
en pan inesperado y en miel
en orina en leche en abrasadora sospecha
en océano
en animal castigado
en evidencia y en olvido

viendo la carne tan cerrada y distante
me pregunto
qué hace allí la vida simulando

el cabello a veces tan cercano
que extravía alojo en su espesura
las bisagras silenciosas cediendo
lagrimeando tornasol
y esa otra fronda inexplorada
en donde el tacto confunde
el día con la noche
fresca hermosa muerte a la mitad del lecho
donde los miembros mutilados retoñan
mientras la lengua gira como una estrella
flor de carne carnívora
entre los dientes de carbón

ah la voz gangosa entrecortada dulcísima del amor
saciándote saciándose saboreando el ciego bocado

los mondos los frágiles huesecillos del amor
ese fracaso ese hambre
esa tristeza futura
como el cielo de una jaula
la tierra gira
la carne permanece
cambia el paisaje
las horas se deshojan
es el mismo río que se aleja o se acerca
tedioso espejo con la misma gastada luna de yeso
que se esponja hasta llenar el horizonte
con su roñosa palidez

merodean las bestias del amor en esa ruina
florece la gangrena del amor
todavía se agitan las tenazas elásticas
los pliegues insondables laten

reino de ventosas nacaradas
osario de mínimos pájaros

primavera de suaves gusanos agrios
como la bilis materna

más allá del dolor y del placer
la negra estirpe
el rojo prestigio
la mortal victoria de la carne



Págs. 203-205



SUPUESTOS

el deseo es un lugar que se abandona
la verdad desaparece con la luz
corre-ve-y-dile

es tan aguda la voz del deseo
que es imposible oírla
es tan callada la voz de la verdad
que es imposible oírla

calor de fuego ido
seno de estuco
vientre de piedra
ojos de agua estancada
eso eres

me arrodillo y en tu nombre
cuento los dedos de mi mano derecha
que te escribe

me aferro a ti
me desgarra tu garfio carnicero
de arriba abajo me abre como a una res
y estos dedos recién contados
te atraviesan en el aire y te tocan

y suenas suenas suenas
gran badajo
en el sagrado vacío de mi cráneo.



Págs. 206-207



CLAROSCURO

yo soy aquella
que vestida de humana
oculta el rabo
entre la seda fría
y riza sobre negros pensamientos
una guedeja
todavía oscura

o no lo soy aquí
sino en el aire nublado del espejo
mirada ajena mil veces ensayada
hasta ser la ceguera

la indiferencia el odio
y el olvido
en la fronda de sombras y de voces
me acosan y rechazan

la que fui
la que soy
la que jamás seré
la de entonces

entronizada entre
entronizada
me contempla la muerte
en ese espejo
y me visto frente a ella

con tan severo lujo
que me duele la carne
que sustento

la carne que sustento y alimenta
al gusano postrero
que buscará en las aguas más profundas
dónde sembrar
la yema de su hielo

como en los viejos cuadros
el mundo se detiene
y termina
donde el marco se pudre


Págs. 208-209


de Ejercicios materiales


Canto villano
Blanca Varela
FCE, México DF, 1996
246 Págs.

martes, 10 de marzo de 2009

Marcelo Novoa, 1964 (Chile)










En amor, vértigo o aceite; en prenda, lengua o hielo.
Aquí nada se conmueve, aquí la vida corre por túnel.
Incensante cielo de lámparas rojas, la vida escurre.


Mujeres solas entre hombres solos haciéndose ninguna
compañía. Acuso la simetría de las bocas cuando besan.
señalo la soledad ejemplar de las manos al despedirse.

Luz que les rodea en ritmos de clepsidra rota señala
última lección: darse por perdido.


Sin oír más que reclamos, sin escabullir el detalle
ruín, la risa que castiga, el grito que nos desune.
Ninguna cosa viviente en paz consigo misma.


Pág. 9






- Di adiós al bosque en llamas, cruces en el camino,
sobre hojas muertas, te subes la falda, el pelo
tomado por una idea sangrienta. Música descomunal
silencio es todo lo que escucharemos en las montañas a
oscuras, sucesiva felicidad o ágil fiereza, toda una
atmósfera de delirios compartidos danzando alrededor.



- Después, dijo esta mujer que es otra, otra mujer.



Pág. 14







Como traductor de lenguas mordidas (cicatrices que un
beso deletrearía)
, romper el paisaje haciéndole daño al
lente, como a la retina la pestaña su fracción de sombra.


La nada precisamente, engañosa superficie de un lago
helado: allí, el rostro odiado no el temido será quien nos
visite.


Si todos los libros mienten ¿qué leer? Muévete en torno
a esos perros de crueles ojos, cuida que el cielo de los
ciegos te dé alcance.


Perro negro, no eres más que la sombra de otro perro; en
el oleaje detenido la fracción de eternidad que hace de
la sombra cuerpo y del cuerpo, evaporación de luz.


Pág 15




-nocturno con sábanas-



Debiera describir lo que me rodea: subo y bajo escaleras
enciendo luces ahuyento mi neurastenia. Accidental apagón,
la casa doblemente a ciegas, tropiezo y caigo,
no oso levantarme, lloraría si esto remediase el dilema.


¿Y si te desvistes negando con gestos de tardanza la luz de su
carne, no serás acaso un turista de tu propio corazón,
deambulando por planicies como cabelleras, obseso
enamoradizo fiel a cuanta personaja, más insensible a las
propias negruras de piano donde súbita ay más tardía
emergerá antifaz la desconocida?



Pág. 17




-ellas vuelven femenina mi gramática-


La calle se desperdicia entera a su paso, insolencia de
hembras, incluso la peste canta.


Y fuimos desafiantes torres de tensión donde se
estrellaron las sonrisas, paseo de ojos por el eclipse de
las pieles, impuntuales conejos cayendo al abismo del
sombrero.


Porque permanecieron intactas, como la cebra bajo las
ruedas, tarde las he reconocido. Porque son mordedura
de la víbora más seductora, como pistolas aceitadas por
el crimen, todo en ellas nos acerca a la muerte.


Pág. 18




Tan cascabel de tus desgracias, a cuestas con un
idioma de postrimerías; ya no descifras la lengua
de los pordioseros, los ojos eclipsados por el flash, la
luz en fuga.


Atajar el río del idioma, tal si predijeras un puño
cerrado, apenas y cabe mi sombra. Acabaremos
sumidos, fatigados los pulmones, alguien vaciando
adjetivos letales escualos en un sórdido resumidero.


¡Qué desastre las palabras! Quebrazón de copas sin
alegría. Se cansarán los oídos con tan ineficaz defensa.
Pues quise hacérselos saber de la peor manera. Ahora
mi espejo luce cicatriz permanente: nadie abandona
el sitio donde no se termina de llegar.



Pág. 24





ciertamente no tendré memoria


escribiré que escribo, sólo un
circo en la playa pudo darme tan
feliz coartada, una enana no muy
pequeña montada a pelo, unas
riendas de ruda soga y sus
diminutas nalgas contrariadas por
el trote. qué hace ese caballo
desbocado hacia el bosque, los
cascos dejan pozas irregulares que
la humedad desmorona


escribo y escrito queda, tus ojos
fijos en el rostro ausente, ni soñarnos
interminable desorden de objetos y
horas, siquiera espadas entre
nosotros, mismas que transitan mi
bosque de artificios, donde aúlla el
animal que a nadie pertenece.


i esa es razón de canto.



Pág. 29






mercadería para naufragios


a Enrique Lihn





polillas, pierden el tiempo.


la sangre circula sin acuerdo por
mis venas. los oscuros los locos
las mantenidas siéntanse pasar.
como orquesta de malentendidos
que se hunde, estas líneas a pique
quieren declararse en quiebra
sentimental. no concibo otra
celebración que este frío vaso de
incomunicable amor por la
especie.


dejemos al gusano respirar.



Pág. 32






ventiseis años busqué tan bello ombligo



She is is is...





qué diré: la errada del mundo o
lámpara que llovía, limpia ciudad bajo
las lágrimas, alejas de ti todas mis
tonadas, "no me escuchas, si me
escucharas". qué clase de idioma es
este que teme batallar contra el celo.


decir que caminábamos sobre las
manos frías de la muchedumbre,
desnudos, ángeles barridos fuera de
las licorerías. si pasé la noche con uno
de tus pies por labios, qué importa se
descubriera.


tarde reconocí tu antigua pasión
práctica. y si antes huimos de realizar
contrato qué. sólo diré que fuimos
deshecha cama litigio solaz: honor
de besarse y partir.


Pág. 33





terminal beckett


repasan una aspiradora por mi cabeza cada día:
pelos uñas rugosidades de piel sobre la alfombra
alguien me acumuló en desconcierto, cerremos
el espejo las lecturas, nada que entender, ni falta.
una pisada te aleja de las otras, si dejásemos de
acumular accidentes, boca sin vida, amoratada,
delgadez de araña zumbando veneno en la retina
y se empiezan a morir los objetos a tu alrededor.


Pág. 38






saca ese dedo de mi sien


al espectro de E. Gómez-Correa




obsesiva no la esfera, mi
educación en desorden. cerrarán
la última casa de ortopedia, allí
estuve bajo el parpadeo final del
neón. luego acaecieron espuelas.


cruel tú la correccional ducha
fría/ fuera fuera toxinas/
amor a lo que vuela



i vine a ser desespero sonriente,
bosques ardiendo si recurren al
asesinato. árboles o reclutas
recibieron las descargas.
qué tanto estropicio. ya se
acostumbrarán a mis zapatos de
piel humana.


Pág. 39





cuentagotas con éter cegando a René Char



a través de la centella negra, te oí
llegar, segura invisibilidad

sólo con los ojos pero tampoco
son los ojos

la luz
justo al cerrarlos



Pág. 42





ciudad dadá



viejos vicios modernos, soporten,
mudos incontrolables el tráfico a
perpetuidad en la intestina.
mírales bien a través de la luz
sangrienta. qué santa besará sus
filas. una cabeza de madre,
cuchillerías, no abandonen sus
modales de etiqueta, caninos.


bajo cabellos al fuego, las riñas
se suceden inagotables a las
reconciliaciones. anda, frente,
hasta la pared de porcelana donde
destila sin fin un agua de lujuria.


¡bañado así por las lágrimas de
la peor amante, que la flor más
atroz crezca a manera de sonrisa!


Pág. 43





insomnio en praga


ciudades rojas, pálidos escarabajos.
la belleza puede acarrearnos aún
más desgracias.


ciego topo, tan a sus orejas condenado,
aún escucho tu máquina de escribir
la noche incinerada.


Pág. 45




aún hay amor en los cuernos altísimos


túnel oculto al amor


nadie que no llegara antes,
nadie que no volviera después


i los gritos, tan dulces.


Pág. 49




- pie atrás-


entra soledad al festejo
del sinfín de risas yazgo
meditabundo en la herida
de no callar lo hablado



Pág. 51







Marcelo Novoa
Arte cortante
Trombo Azul, Valparaíso, 1996
51 Páginas